La inauguración del ferrocarril México-Veracruz representó para la población del país (por lo menos simbólicamente), dejar atrás una larga serie de luchas internas, viendo en la tecnología del ferrocarril de vapor una luz y una intención que los ayudaría a vivir un mejor presente que redundaría en un acrecentado futuro. La construcción de esta línea férrea (la primera del país), se construyó por tramos, para agosto de 1864 se encontraban levantados el trayecto de México a la Villa de Guadalupe Hidalgo y el de Tejería; el 16 de septiembre de 1869 el presidente Juárez inauguró el tramo a la ciudad de Puebla; (El Transporte en México, SCT, 1989).
Para conocer la crónica de la inauguración hasta Veracruz, consulté el periódico El Siglo XIX del 19 de diciembre de 1872 al 7 de enero de 1873 (microfilm, UNAM, Hemeroteca Nacional), séptima época, años XXXII y XXXIII, tomos 54 y 55, números 10 209 y siguientes; en ellos se detalla desde el arribo de la comitiva presidencial a la estación del Ferrocarril Mexicano (Buenavista), su salida al puerto de Veracruz, su estancia en esa ciudad y el regreso a México 6 días después. El jueves 19 de diciembre de 1872, los representantes del ferrocarril “conferenciaron” con el Sr. Presidente don Sebastián Lerdo de Tejada “con objeto de arreglar el programa que debe servir en las fiestas de inauguración”, recibiéndose ese mismo día en las oficinas del periódico un telegrama remitido de Orizaba, informando: “la línea terminada. Concluidos los túneles alista una máquina para hacer experimentos”, de igual forma se anunciaba que el estado sanitario del Puerto de Veracruz “es inmejorable”, es decir, no había vómito negro, disfrutándose de una temperatura templada y agradable.
El puerto esperaba un gran número de visitantes para la realización de los eventos oficiales, ya no quedando habitaciones disponibles para alojar a toda la afluencia de personas. Los pasajes México y Veracruz (viaje sencillo), tuvieron los siguientes precios: primera clase, $16.00; segunda clase, $12.50; tercera clase, $7.50; “esta baratura es una de las primeras ventajas del ferrocarril”, publicó El Siglo XIX el lunes 23 de diciembre de 1872. Previa y oportunamente se verificó en la estación de Buenavista la ceremonia religiosa de la bendición del ferrocarril por el Sr. Arzobispo, realizándose después una misa en la Catedral Metropolitana.
La inauguración se efectuó el miércoles 1º de enero de 1873, saliendo el tren a las 5 de la mañana y llegando al Puerto de Veracruz el jueves 2 de enero a las 7.30 de la noche; el anónimo redactor envió sus notas por telégrafo desde las estaciones de Sultepec, Orizaba y Tejería; por su interés insertó gran parte del contenido de las notas publicadas en el periódico El Siglo XIX de los días 1ª y 3 de enero de 1873. “Ayer por la noche (martes 31 de diciembre de 1872), la Estación de Buenavista presentaba el aspecto más interesante: varias hogueras encendidas, iluminaban con su luz rojiza a los grupos de trabajadores que con esfuerzos verdaderamente atléticos preparaban todo lo concerniente al principio de la festividad que hoy tiene lugar”.
“Desde muy temprano un crecido número de locomotoras se dispuso, y a las dos de la mañana todas estaban en estado de servicio”. “A las tres, los vagones estaban colocados en la estación convenientemente, y a las cuatro, los entusiastas repiques y la prolongada salva de artillería, anunciaron que el presidente había salido del palacio. “El Sr. Lerdo de Tejada se presentó en el lugar de la salida del tren contento … y estrechaba con efusión la mano de sus amigos”. “En pocos momentos, el gran número de vagones que formaban el tren se llenó completamente por los invitados, y a las cinco de la mañana el agudo silbido de la locomotora anunció el momento de la partida … La música del primer batallón de línea dejó oír entusiastas dianas, y una batería convenientemente colocada cerca de la estación conmovió a los circunstantes con una salva de 21 cañonazos”.
“El primer tren se perdió entre las frondosas arboledas de Buenavista, y una hora después el segundo salía de una manera no menos entusiasta que el anterior … iba allí toda la gente de pluma, todos nuestros amigos periodistas, formando una algarabía ensordecedora”. “La esplendente aurora del primer día del año, derramó sus reflejos sobre los que presenciamos este suceso de tan trascendental interés”.
Por | Roberto E. Moreno H.
Crónica.com.mx
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